Fundación Abrir la Puerta ofrece a los niños de sectores
desfavorecidos un espacio para jugar y poder ser eso: niños. La Escuela nº8 Nicolás de Avellaneda es uno de los
centros donde realiza sus talleres
Por Vera Cataño
Fundación Abrir la Puerta |
La Fundación Abrir la Puerta nació en junio de 2005 en la
ciudad de Buenos Aires de la mano de Lila Villahoz con el objetivo de promover el
derecho a jugar de los niños de entre 3 y 12 años de bajos recursos que viven
en condiciones de hacinamiento y que a menudo cumplen roles de adultos en sus
casas, como ocuparse del cuidado de sus hermanos menores. “La idea era poder
brindarles algo que no tuviera que ver con lo material sino más bien con su
crecimiento personal”, explica Lila, para quien el juego tuvo mucha importancia
en su propia infancia e incluso todavía hoy con sus hijos: “Es algo que uno
nunca debiera perder, no importa la edad que tenga”.
Ya están todos sentados en ronda en el patio y ahora los
tres voluntarios que colaboran con la fundación se presentan. Un joven
argentino y dos chicas de Estados Unidos. Una de ellas es Natalie, quien ya
trabajó con niños en su Nueva York natal y destaca: “F.A.P trae los juegos con
una sonrisa, no solamente una caja de cartón (…) Hay valor en el hecho de que
los niños aprenden a respetar y escuchar. Se dan cuenta que si quieren jugar, tendrán
que portarse bien”.
En general las actividades de la fundación trabajan siete
inteligencias: musical, lingüística, matemática, espacial, corporal, intrapersonal
e interpersonal. El programa madre es la juegoteca, un espacio de juego similar
a los talleres pero de varios meses de duración, lo cual permite un seguimiento
más exhaustivo. Sin embargo, las últimas dos juegotecas cerraron porque las
organizaciones dueñas de los lugares necesitaban los espacios.
El programa de talleres de juego, en cambio, ha crecido tanto
que se limita a cuatro sesiones por grado. Lila reconoce que no les alcanzan
los recursos económicos para cubrir la demanda existente y por este motivo,
además de recibir el apoyo de algunas empresas y organismos locales y estatales,
están lanzando una campaña para recaudar fondos a través de donantes particulares
mediante el pago de pequeñas cantidades con tarjeta de crédito. Pese a las
dificultades, según sus cálculos, cada año más de 200 niños tienen acceso al
juego gracias a los proyectos de la fundación.
El taller ya ha comenzado y se les reparte una hoja donde deben dibujar a qué juegan en
sus casas, en la escuela y en la plaza para más adelante hacer un mural y
pintar una de las paredes de la escuela donde quedarán plasmados los distintos juegos.
Luego de la concentración que les requiere a los chicos este ejercicio comienza
la acción: el equipo de la fundación les propone aprender una danza y todo son
cantos, gestos cada vez más rápidos y alegría.
Daniel Staffora, director del colegio, valora muy
positivamente los aportes de Abrir la Puerta. “Los chicos están encerrados en
su barrio, por eso venir acá para jugar, aparte de aprender, es importantísimo.
El juego abre puertas, ventanas, permite sueños… Para estos chicos no es sólo
una distracción: les permite pensar y expresarse”.
Publicado en la revista argentina Tercer Sector nº 88 Septiembre-Octubre 2012